martes, 4 de diciembre de 2012

ARTÍCULO 45. CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE

Y aquí está la historia de Paula referente al artículo 45 de la Constitución, el que trata del cuidado del medio ambiente.

"Érase una vez un pueblo muy pequeño y muy lejano, había una casa con una familia muy maravillosa que se preocupaba por el medio ambiente. El pueblo tenía mucho aprecio a esa familia porque siempre estaban ayudando a las personas y al mundo entero, para que las personas no se pusieran enfermas ni se contaminaran los ríos, ni lagunas, ni mares y no murieran los peces.
Un día, el hermano mayor decidió subir a la luna para recoger toda la basura que había; el mediano fue por todo el mundo pidiendo ayuda para recoger toda la basura, consiguió varias ayudas para liberar al mundo de la contaminación; y por último el más pequeño hizo unos carteles donde ponía: "Ayudar al mundo a liberarse de la contaminación".
Con ese cartel el hermano pequeño hizo una reunión en el ayuntamiento, en la puerta del alcalde, y aparecieron muchas personas.
Los habitantes del pueblo le dieron la enhorabuena, aunque no sólo a él, sino también a los otros dos hermanos.

El jueves siguiente iban a empezar a hacer la recogida de basuras.
-Hermano mayor: ¿Pero no será muy tarde? Imaginaros que ya ha muerto alguien por hacerlo tan tarde.
-Hermano mediano: Bueno, pues lo hacemos antes, ¿te parece bien?
-Mayor: No, a mi me da igual, pero yo creo que sería mejor hacerlo antes.
-Hermano pequeño: ¡Al final me hacéis un lío! Decididlo ya, que se lo tengo que decir al personal para que lo diga por las noticias y hagamos más publicidad.
-Mediano: Bueno venga, pues lo hacemos mañana y ya está. Comunícaselo al alcalde, que lo diga por el pueblo.
-Mayor: Me parece bien, gracias por darme a mí la razón hermano mediano.
-Mediano: De nada

Cuando los tres hermanos ya tenían la decisión tomada se lo comunicaron al alcalde y luego a sus padres. A ellos les pareció bien, e hicieron la maleta para recorrerse todo el mundo ayudando a todos los ciudadanos a recoger el planeta.
El más pequeño, Pedro, estaba tan ilusionado que aquel día no pudo dormir de la ilusión que tenía al ver que ya, por fin, iba a poder ayudar al mundo.
El mediano no estaba muy conforme, porque él no quería salir más tarde, pero como era la decisión de su hermano mayor Antonio, y no quería llevarle la contraria, se quedó más conforme.

Ya era el gran día, pero había un pequeño problema. Pedro se había puesto malo y no se podía ni levantar de la cama.
Antonio y sus padres, al observar que ni el mediano, Pablo, ni Pedro estaban muy a gusto lo atrasaron y lo decicieron hacer cuando Pedro se recuperara de la fiebre.

- Antonio: Pero mamá, no lo podemos atrasar. Yo ya tengo la maleta para irnos mañana
- Madre: Pero, Antonio, no seas así. Tu padre y yo te hemos enseñado a perdonar y si tus hermanos no están a gusto, te aguantas y les perdonas.
- Padre: Eso, estoy de acuerdo con tu madre. Además, tu hermano Pedro está muy malo, no se puede levantar de la cama.
- Antonio: Me da igual, yo me quiero ir ya, no me puedo quedar aquí en casa encerrado.
- Pedro: Da igual, si Antonio se quiere ir no os preocupéis. Yo me quedo aquí recuperándome y luego recojo la basura del pueblo, que es muy grande.
- Antonio: Mamá, ¿lo has oído? Ha dicho que nos vayamos, pero aunque no me parece muy justo porque él hará menos que los demás.
- Pablo: Pero Antonio, ¿tú sabes lo que estás diciendo?
- Madre: Déjalo, su mala conciencia le está llevando a ser egoísta en vez de buena gente.
- Padre: Dejadlo, que se vaya él solo, a ver qué hace.
- Pablo: Padre lleva razón
- Pedro: Yo no estoy de acuerdo, no permitiré que Antonio se vaya él solo por ahí.
- Pablo: Pero Pedro, ¿tú escuchas lo que estás diciendo?
- Pedro: Sí, de sobra sé lo que me está diciendo, pero yo sé perdonar y tengo más orgullo que él.
- Madre: ¡Ese es mi hijo! ¡Pero cuánto te quiero!

A pesar del inconsciente de Antonio, su hermano se recuperó, pero él ya se había ido a Perú. Antonio se fue por la noche a las cuatro de la madrugada. Su familia no se había dado cuenta, pero a la hora de desayunar...

- Madre: Oye, ¿alguien sabe dónde está Antonio?
- Padre: Estará en su cama, con lo dormilón que es no me extrañaría nada
- Pablo: A mi tampoco
- Pedro: Mamá, ¿lo subo a buscar?
- Madre: Vale

Subiendo por las escaleras, de repente se encuentra una nota pegada en la puerta.

- Pedro: Mamá, corre, sube...
- Madre: ¿Qué te pasa Pedro?
- Pedro: Mira lo que pone en esta nota: Familia, me he ido a Perú por cuatro años. Besos
- Madre: No puede ser, no puede ser, cómo se puede haber ido... ¡pero si nos íbamos mañana!
- Padre: ¿Pero qué alboroto os traéis?
- Madre: Tu hijo Antonio, que se ha ido a Perú, y no nos ha esperado, lo pone en la nota.
- Padre: No puede ser
- Pedro: Eso mismo ha dicho mamá
- Pablo: ¿Se puede saber qué pasa?
Y le dicen todos juntos: ¡Que tu hermano Antonio se ha ido!
- Padre: No sé vosotros, pero yo me voy a Perú a buscarlo.
- Madre: ¿Habéis oído ese ruido? Viene del baño
- Pablo: Es verdad, se oye el ruido de la ducha

La familia va sigilosamente al baño, abren la puerta, la cortina de la ducha y... era Antonio, había puesto una nota que significaba que iba al baño y que tardaba.

- Madre: Antonio, nos has dado un susto de muerte. Pensábamos que te habías ido a Perú
- Pablo: Pero, ¿tú estás tonto? Mira que susto nos has dado por tu lenguaje extraño
- Antonio: Bueno, para otra vez lo pondré bien. Lo siento.
- Pedro: ¿Sigues enfadado conmigo?
- Antonio: ¿Y cuándo he estado enfadado yo contigo? Oye, a todo esto, ¿dónde está papá?
- Madre: Es verdad

El padre se había desmayado de la emoción y estaba en el suelo tirado. Llamaron al médico y al parecer, de la emoción se había caído.

- Madre: Jobar, qué susto más grande nos has pegado tú también
- Pedro: Sí, es verdad. Oye, Antonio, ¿sabías que nos íbamos mañana a Inglaterra, no?
- Antonio: ¡Ah! ¿sí? No sabía nada. Pues qué ilusión, ¿no? Pedro. ¿estás mejor?
- Pedro: Sí, muchas gracias por preocuparte por mí...
- Madre: Venga, vamos a desayunar y luego nos vamos a hacer la maleta y vamos a comprar los billetes.

La familia bajó a desayunar, mantuvieron varias conversaciones sobre lo que iban a hacer en Inglaterra y, cuando acabaron el desayuno, prepararon la maleta y se fueron a despedir de los amigos y familiares.
A la noche cenaron en el Tebeo con la familia y, cuando llegó la hora de despedirse, empezaron todos a llorar.

Llegó el gran día, era la hora de marcharse. Los familiares les dieron una sorpresa en forma de pancarta, que ponía: Pasároslo muy bien y os echaremos de menos

A la familia les removía la barriga de las ganas de llorar que tenían, se dieron todos un abrazo y se fueron.

Cuando llegaron a Inglaterra lo primero que hicieron fue llamar a su familia antes de proseguir con su lucha por salvar el medio ambiente."

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